viernes, 26 de agosto de 2011

Alta Ruta de los Perdidos. Monte Perdido

A la Alta Ruta del Perdido yo le sumé un par de extras. El primero toca hoy. Para Cristina descanso, activo porque se acercará a los miradores de Ordesa, y para Daniel y para mí, subir a Monte Perdido. Para ello toca pasar dos noches en Góriz, refugio del que pueden decirse muchas cosas, pero que sigue tan insalubre como cuando lo conocimos hace 20 años.
No tenemos suerte con el tiempo. Parece ser que hoy una borrasca atraviesa los pirineos. Aún con todo, iniciamos el ascenso sobre las 8, partiendo detrás de un par de tríos que nos sacan 20 y 15 minutos. Antes de perder de vista el refugio veremos partir al numeroso grupo del club alpino italiano que nos amenizó la cena con sus cantos.
Pronto alcanzamos al terceto que nos precede, franceses ellos que "suman años".
Nos sumimos en la niebla cada vez más húmeda, pero creo tener bien claro el camino y las difucultades que nos esperan, por lo que proseguimos buscando con precaución pasar esos pasos clave.

Alcanzamos el lago helado desde donde tras ligero descanso subimos al filo de la cresta rocosa que nos sacará bien arriba sobre la escupidera. Dos pasos adelante y un paso atrás. Inestable pedregal como pocos. El viento azota y la baja sensación térmica se suma a la humedad. Nos cruzamos con el trío que desciende de la cima, a la que poco después llegamos. Lástima que no vemos "nada".

Daniel, con 12 años, corona Monte Perdido 3355, habiendo demostrado madurez y aptitudes. Unos frutos secos haciendo tiempo por ver si nos alcanza el grupo de Italianos... No llegan por lo que emprendemos el retorno.
Cada poco paramos para tratar de calentar las manos heladas de Daniel.
De nuevo en el lago nos cruzamos con la mitad de los italianos que decidieron no descender, y nos preguntan sobre tiempo y dificultad.

Nos protegemos un rato del granizo tras lo que descendemos con cuidado.
3 horas para subir y sobre 2h45m más para el descenso al refugio.
Como premio... bandeja de huevos fritos con jamón; menú este exclusivo (porque no te sirven otra cosa) y de lujo (por su precio). Qué decir, aquí a uno le cobran lo que quieran. Quizás desvien parte del beneficio a darle un poco más de salubridad a los retretes.
El día de hoy llovió, granizó, nevó, ... y acabó por salir un sol expléndido por la tarde.
El tiempo corre más despacio en la montaña que en la gran ciudad.

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