martes, 17 de agosto de 2010

Senda Camille

17 de agosto. Daniel y yo madrugamos en Anero (Cantabria) para conducir hasta Gabardito (Aragón). Daniel duerme en el asiento de acompañante mientras nos desvían por obras al centro de Castro Urdiales... Tras unas 4 horas de coche llegamos al refugio de Gabardito, donde nos identificamos para recibir el forfait de esta senda Camille. Poco por encima de las 10:30h damos los primeros pasos de camino hacia el "colláu de lo Foratón", desde los 1380 a los 2016 metros.

Daniel está de un humor excelente y sin problemas paseamos por "Plan de Dios te Salve" y Plan d'Aniz. Ya en el collado nos encontramos con gente que hace siesta, otros suben y otros bajan del Bisaurín. Nosotros comemos, que tenemos hambre. Le dejo caer varias veces la opción de subir al Bisaurín, donde ya estuve con su madre... y finalmente pica. Ahí que comenzamos la cuesta hasta los 2670 m de este montañón. Nos cuesta algo más de lo esperado pero alcanzamos la cumbre ya solitaria.
Recuperamos las mochilas en el collado y tras un descanso bajamos a Lizara (1515).
Segundo sello y primera noche.
Compartimos cena con quienes a la postre se convertirán en nuestros compañeros de viaje. Isabel y Joan inician aquí su senda Camille. Daniel hace migas enseguida y ya a la mañana siguiente se encargará de avivar nuestra marcha para hacerla coincidir con la de ellos. También coincidimos con un grupo de chicas catalanas + su guía Dani, una pareja de vascos y el grupo de burgaleses.
El miércoles 18 salimos más o menos con la mayoría de grupos, sobre las 8. Hacia la altura del refugio de Ordelca se puede decir que nuestro equipo de 2 se suma al de la pareja formada por Isabel y Joan para ya sí hacer el camino juntos. Ligada nuestra andadura a la de nuestros nuevos amigos paseamos por el barranco de Vernera disfrutando del caos geológico aquí apreciable. Pasamos puerto Vernera para dar vista al precioso valle de los sarrios que haciendo honor a su nombre tambien veremos en manada. Bajando al Ibón de Estanés nos separamos por un rato ante la fidelidad de Joan al track de su GPS. Junto al lago nos agrupamos de nuevo y también coincidimos con el grupo de catalanas. Descendemos por el concurrido camino a Sansanet y nos desviamos hacia la Chorrota de Aspe atravesando el límite boscoso.
Pese a intuirse próximas las praderas de Candanchú costará aún un rato alcanzar sus dominios y aún tendremos que crestear por el Alto de Sta Cristina para poder llegar al puerto de Somport donde nos espera el hostal-albergue de Aysa (1631).
Hablamos por teléfono con Cristina y tras la ducha degustamos unas cervezas y matarratos, antes de pasar a la cena.
Compartimos habitación y el jueves 19 retomamos la marcha sin madrugar en exceso. Nos sorprende no haber visto a nadie más cuando partimos. De buen seguro somos los últimos. En las cercanías del centro Pastoral vemos trabajar con las ovejas a un perro pastor Border Collie. Por el bosque y con bastante bochorno caminamos hacia Bois de Sansanet y ascendemos hacia la cabaña de Escurel.

A punto estoy de equivocar nuestro recorrido en Bois de Espelunguére, momentos antes de preveer en el horizonte la llegada de una tormenta. Pronto estará a nuestra altura, acompañada de rayos. Ya con chubasquero toca avivar el ritmo. Preocupado por el componente eléctrico aventajamos a Isabel y Joan mientras se ponen las capas y ya no les esperaremos hasta vernos seguros en el refugio Arlet. Una pena haber pasado estas últimas casi 3 horas a la carrera sin poder disfrutar el paisaje, pero el horror sufrido por Alberto estará siempre presente en tormentas como esta.
Rondan las 16:00h y no hemos podido ni comer. El refugio es un caos y Daniel antes de secarse prefiere dar cuenta del bocadillo (sin duda sale al padre). Montón de gente en este refugio. Parecen confluir aquí y ahora los que hacemos Camille en sentido antihorario, con los que lo hacen en el sentido contrario (que ciertamente son multitud, sobretodo el grupo liderado por "la escandalosa"), además de con un campamento de chicos franceses que "sobreviven" (como los tritones y ranas del lago) en los subterraneos del refugio. Peculiares los guías de este refuigio a quienes el estrés no parece afectar en absoluto. Ante tal aglomeración afloran los egoísmos de algunos, pese a lo cual conseguimos sobrevivir cambiándonos de ropa y poniendo a salvo algo de ropa seca. Alguna que otra anécdota graciosa ameniza nuestra cena,
cuscús por cierto, y prontito a la cama, que afuera sigue el tiempo revuelto. Pasamos mucho calor durante la noche y pese a habernos apuntado al último turno de desayuno, la orquesta de despertadores y el jaleo obligan.

El viernes 20 amanece soleado. Nos organizamos y cuando los grupos terminan de desayunar nos sentamos nosotros. Saldremos con calma cuando el resto ya ha iniciado la marcha. Arlet - Lescun es etapa en su mayor parte de desnivel descendente, poco hay que ascender hasta Col de Saoubathou y Puerto de lo Palo.
Joan aprovecha aquí para hacer algunos "rectos", corriendo campo a través, para preparar su aventura de Carros de Foc modalidad Runners (por cierto lo finalizará una semana después con éxito, sin lesiones, y en 19 horas). En las cabañas de Bonaris no consigo que me vendan queso. Nos cruzamos con un "cocodrilo de peluche" que tiene su block. Más tarde nos refrescamos en el puente de Itchaxe y proseguimos hasta el parking para abandonar la pista y tirando de mapa y GPS alargar la senda por los bosques y prados de los alrededores de Lescun, mientras sudamos la gota gorda. Alcanzamos el camping apareciendo entre un campo de helechos y habiendo evitado en lo posible pisar sobre asfalto. Al llegar nos sorprende ser los primeros.
Comemos gracias a Joan y Isabel que nos invitan y tras la ducha paseamos hasta el pueblo en chanclas para comprar algo de embutido, pan y queso. Daniel beberá Orangina y nos dará la coña con llevarse la botella...

Sábado 21, también somos los últimos en desayunar y salir. Caminamos sin prisa los varios kilómetros de pista asfaltada y reponemos agua en las cabañas de Ansabére. Subimos hasta el collado de Ansabére y Daniel al final también se anima a tirar hacia la cumbre de Petrachema. Joan a la carrera, Isabel espera en el collado y nosotros al ritmo que marca Daniel. En 30 minutos estamos arriba (espectaculares precipicios) y 15 más nos llevará bajar.

Comemos mientras los de Burgos se despiden y poco después iniciamos el descenso por este paisaje kárstico bajo un calor agobiante. Alcanzamos el bosque y Daniel no puede aguantar más y busca "alivio" con urgencia. Se nos va acabando el agua cuando alcanzamos las campas de Linza. Los colegas de Burgos quedaron unos metros más atrás haciendo siesta a la sombra de una gran haya, sabia elección. La pareja de vascos tiene aquí a su familia y finalizan ruta. Tras echar unas risas durante el check-in con la conversación entre Joan y la simpática guarda del refugio, y tras la pertinente ducha de supervivencia en terreno pantanoso, toca momento relax con unas jarras de cerveza... aquí son grandes... ayudan a crear ambiente.
Domingo 22. Dani (el de Lleida) se ofrece a llevarnos en coche hasta Taxeras y accedemos. Son 8 kilómetros de pista asfaltada que a estas alturas no nos importará evitar. Preciosos los Alanos, los atravesamos mientras el sol va iluminando sus crestas calizas.
Caminar melancólico el de Daniel, es nuestra última etapa. Descendemos por el estrecho de la Ralla para alcanzar el bosque y seguir descendiendo por el. Ascendemos de nuevo por la selva Lo Furno hacia el collado de Lenito Bajo. Se aprecia lo que nos resta de jornada y aún es larga la bajada con el remate final de remontar hasta Gabardito. Isabel, impagable, ameniza la marcha a Daniel con un sinfín de anécdotas, canciones, ecuaciones, costumbres, tradiciones, ... Comemos algo y proseguimos. Cruzamos la carretera y tomamos impulso para la subida final. El pilón de agua fría nos aliviará en gran medida. Finalmente estamos en Gabardito. Brindamos por nuestro último sello. Intercambiamos direcciones con Isabel y Joan, a quienes queda una etapa, nos despedimos e iniciamos el retorno a Anero. En 3 horas y media estaremos dando cuenta de unas patatas con chorizo.

Cómo no, la mochila de nuevo cargada de vivencias y paisajes.