viernes, 7 de diciembre de 2007

Pico Bisaurín, 2669 m

7 de diciembre, 2007. El puente de diciembre... nos lleva al valle de Hecho (Echo para los de la zona) gracias al especial monográfico dedicado por el número de noviembre de la revista Grandes Espacios. En el camino, parada y disfrute en el Reino de los Mallos, Riglos.
Javierregay nos acoge, y el herrero Antonio en sus confortables apartamentos. De Santander se nos unen Emma, David, Noemí y Javier.
6:00h suena el despertador, 8:20 partimos desde Gabardito hacia el Bisaurín. En un momento de cobertura de teléfono: "traernos garrafa de gasoil", dirigido a Emma y David que con Daniel sacarán al depósito de la furgo de Javier de su agonía. Cuatro horas para llegar a la cima. El mal tiempo nos gana finalmente la partida y alcanzamos el punto más alto de esta señera cima envueltos por la niebla, viento, nieve y agua. Coronamos y sin poder disfrutar de las vistas, que no hay, iniciamos el descenso y la lucha primero contra los resbalones y luego contra el fuerte viento. Sobre las 15:20 alcanzamos el punto de partida (Gabardito), y ahí están esperándonos con el solicitado auxilio.
El día siguiente, sábado, paseamos hasta ver el espectacular llano de Aguas Torcidas. Nos prometemos volver... quizás en primavera.

sábado, 27 de octubre de 2007

Directísima al Yelmo - pico del Acebo

¿Qué pasó con el Acebo? Qué va a pasar! Adivínalo! Pues que aquello está muy alto y demasiado expuesto para alentar nuestro disfrute. Directísima muy amigable y sorprendente. Llegados al Acebo... mejor llenar antes el estómago a ver si con la tripa llena veíamos con mejores ojos la trepada (y eso antes de asomarnos a su cara norte que fue la que nos quitó las pocas ganas con que iniciamos). El único con ganas y posibilidades (maestro Félix) encontró excusa justificada en no sé qué vértebra. Así que con poca convicción nos disfrazamos L’Agus y yo de intrépidos escaladores. La grieta… mejor por ruta alternativa, que ya no somos unos chavales. Una vez superada la primera mitad tocaba echarle valor y pasar al otro lado bajo una cueva. Heme ahí que me enfrento de pronto a un vacío que triplica la altura de la cara sur por la que iniciamos la subida. Definitivamente no veníamos preparados para arrinconar en nuestras mentes esta caída… Me asomo un poco a la laja apoyada en la última panza del acebo y logro intuir que allá habrá setas donde agarrarse, pero no tengo valor para enfrentar mi culo al vacío. Cobarde... gallina, capitán de las sardinas. Cuando reaparezco por la cueva Agus respira tranquilo y se siente aliviado de no haber elegido como compañero de cordada a alguien más ¿valiente? Otra vez será... Primero aprenderemos disfrutando de alguna trepada bien asegurada en yelmo o sus proximidades. Nuestro grado de momento no pasa del III.

sábado, 13 de enero de 2007

Valentina al Yelmo

Vía Valentina al Yelmo. 13 de enero. Ascendemos al Yelmo, ¡por la Valentina!, ¡un numeroso grupo!, ¡con Cristina! y !CON DANIEL¡ Estoy que no me lo creo, vamos. A las 8 de la mañana está ya Félix preparado para salir hacia la gran cañada para ganar terreno, pues "envejece a cada minuto" (eso dice). Una vez estamos todos; Alberto, Guti, Agus, Goyo, Jesús, Cristina, Daniel y Yo, partimos a la caza de Félix. A este lo alcanzamos ya encaramado en el arranque de la vía Valentina. Esta visión acaba por convencer a Alberto de que el no sube. Como por arte de magia sacamos cuerdas, arneses, pies de gato, cascos,... no para todos pero hacemos un buen apaño. Nos encordamos por un lado Agus, Guti, Goyo y Jesús, y por otro Daniel, Cristina y yo. Félix va por libre y Alberto nos esperará. Daniel lo pasa en grande trepando y viendo trepar asombrado a semejantes "escaladores". Llegamos arriba orgullosos y contentos. Yo especialmente por mi Daniel. 7 años y primera al Yelmo por sus propios medios, por la Valentina. Descendemos entre risas por la normal y nos agrupamos con Alberto que espera paciente. En la pradera damos buena cuenta de unas cuantas botellas de vino, queso, jamón, tortilla, ... hasta cava hay. De bajada hacemos una incursión en la lagunilla del yelmo. Incursión hasta las rodillas de algunos... Daniel no sale de su asombro.