domingo, 14 de diciembre de 2003

Peñalara Los Claveles

Travesía Peñalara y Los Claveles. 14 de diciembre. Cierto que va a ser difícil encontrar un fin de semana en diciembre con el tiempo tan precioso, y yo que no puedo salir el sábado con Alberto y compañía por estar convaleciente de mi tempranera gripe. Tan cierto es, que apenas pude soportar mirar por la ventana el sábado...

Pero el domingo, el domingo puse el despertador a las 5:45h y seguí las huellas dejadas el día anterior por los compañeros. A pesar de ser un poco imprudente, a las 7:30h salía ya del helado parking de Cotos hacia Peñalara. Al llegar a la altura del desvío para el refugio Giner tiré hacia el valle que quedaba a su izquerda, para subir a derecho por la pala nevada. Arriba el paisaje me impresionó. Segovia aparecía teñida de un helador azul oscuro, el viento soplaba con fuerza y las nubes, entonces por debajo, se movían como una plaga. A un lado el sol, al otro las tinieblas. Llegando a Peñalara (9:15h) las nubes traspasaban el cordal y se rizaban para desaparecer diluyéndose en la calidez de la vertiente madrileña. Momento de tirar una foto. En la cima me topé con la primera persona que vi durante la jornada. Sin más me encaminé hacia los claveles que para crestear obligan por prudencia a calzar los crampones, y sin apenas descanso bajé hacia la laguna de los pájaros.


Es el momento ahora de cambiar crampones por raquetas y proseguí sin perder altura para más tarde caer sobre la laguna de peñalara. Impresionante la cantidad de gente que a esa hora subía por las distintas canales que desde aquí ascienden hacia Peñalara (hasta entonces no me había vuelto a topar más que con un par de reducidos grupos de montañeros). Subí al refugio y de ahí a Cotos. A las 11:30h en el coche y a las 12:45 h en la ducha de casa... Uno de los mejores días de montaña de mi historia... pese a la soledaz, o quizás gracias a ello. A refugio del viento temperatura agradable. Hasta pasadas las 10 de la mañana no se estabilizó el tiempo y venció el sol. Presencié la batalla matutina del meteoro...

domingo, 16 de noviembre de 2003

Pedriza resbaladiza

16 de noviembre. Pedriza resbaladiza. Todo invita a quedarse en casa esta lluviosa mañana de domingo, pero aún hay fuerza de voluntadsuficiente para subir al coche y partir al encuentro de Agustín en Canto Cochino. Allí estamos puntualmente a las 9, y sin más preámbulos decidimos sobre la marcha tirar hacia el collado de la Dehesilla, proseguir junto a Mataelvicial, alcanzar el Torro y Pinganillo y de seguida Navajuelos, donde hacemos parada para tomar un café calentito. A ratos llueve, pero no de forma desagradable. El terreno... resbaladizo, que ocasionó los previsibles tropezones de ambos. Sin consecuencias mayores emprendemos el retorno porcamino inédito para nosotros, camino que a ratos más parecía río (descenso de cañones), hacia Cancho amarillo. Bajamos con cuidado entre las Buitreras y la zona en que se ubica el hueso. Agus es un aficionado a las setas y consigue una buena ración de una especie no tan común. Pronto alcanzamos la senda normal, a pocos metros del Tolmo, en donde algunos escaladores practican la escalada artificial bajo la llovizna. Sobre las 14:00 h ya hemos completado la excursión, y hay tiempo para hacer un par de fotos “de otoño” sobre el nutrido río junto al puente, 30 segundos de exposición (para algo cargué con el trípode).

sábado, 25 de octubre de 2003

Maliciosa una vez más.

25 de octubre de 2003. La Maliciosa. Típico día para quedarse en casa. Primera borrasca con importante descenso de temperaturas que barre Madrid esta temporada, pero al grupo reunido esta vez no le amedrenta el mal tiempo. Esperado reencuentro con Jesús, y parte de su grupo GAMDA; Goyo y Agus. Junto con Fátima y Alberto dejamos el coche en la barranca y afrontamos la subida a Maliciosa por su ruta normal. Por pista y atajos hasta la fuente, donde nos despedimos de la primera. Sin pausa (apenas paramos un par de minutos) mantenemos un ritmo hasta sumirnos en la niebla, alcanzar el collado y cumbrear, en apenas dos horas. A veces nieva, otras llueve y nos bajamos hasta coger mesa junto a la fuente de las campanillas. El buen humor preside nuestro festín. Damos buena cuenta de tres botellas de vino...

sábado, 11 de octubre de 2003

Villalba-Guadalajara

Villalba-Guadalajara en bici 11 de octubre de 2003 Cierre de temporada de bicicleta con la ruta de Villalba a Guadalajara (organizada por el club ciclista Majadahonda). 17 intrépidos nos juntamos en Villalba con la intención de atravesar los campos con nuestras bicicletas y llegar hasta la vecina Guadalajara. 15 lo lograremos. Foto de familia, Alberto se la pierde por estar en el lavabo. El grupo es reducido y pronto se empieza a ver quienes se retrasan un poquito y quienes marcarán los ritmos más altos. En Colmenar nos encontramos con Javi, que se rajó a última hora (con excusa). Desde la gasolinera de Colmenar comienza el segundo tercio, demasiado “triatlero” para Alberto, que prefiere utilizar la bici para pedalear. Es Alberto el primero que pincha. Abre la veda y le seguirán muchos, demasiados pinchazos. Primeras subidas duras hacia la peñota de San Pedro, en las que ya trato de ir delante. Y llega el primer test saliendo de Pedrezuela, bajamos al río y fuerte subida de un par de kilómetros en donde trato de seguir la rueda de Pablo (el más fuerte del grupo). Comemos en el Molar. Entre Talamanca y El Casar, dos cuestas “importantes” en que hago segundo y tercero (no tiene carácter competitivo, pero mido mis fuerzas). Hasta Usanos, otras dos cuestas de órdago. En la primera paso segundo y en la segunda y última también hago segundo tras seguir la rueda del que trataba de aguantar a Pablo (finalmente se tiene que abrir y tras ver que puedo tirar un poco para delante, ya casi acabando la cuesta, me voy para hacer segundo). Siempre rotos tras intentar aguantar el ritmo del tal Pablo (que este verano hizo una ruta en Francia consistente en 1200 Km de carretera en solo tres días, con sus noches), y siempre en compañía de un chico jovencito de constitución física más acorde al ciclismo... Tras cada pinchazo, cada cuesta, cada cruze, cada encuentro con la furgoneta de apoyo... cúmulo de minutos de espera. Los últimos pinchazos nos retuvieron a última hora en Usanos hasta que casi la noche se nos echó encima. Tuvimos que rodar fuerte camino de la estación de Guadalajara, y no libramos unas gotas de lluvia. Desde 8:30h hasta las 18:40 h nos llevó la aventura. En el tren de vuelta nos desperdigamos por los vagones... tras la ventanilla la noche ya se cerró. Fueron 109 Km, aunque algunos más cayeron, y la media sobre la bici fue de 17 km por hora.

domingo, 31 de agosto de 2003

Veleta y Mulhacén

Sierra Nevada: Veleta y Mulhacén. 31 de agosto de 2003. “Montañas de pizarra sobre bases de arena...” 8 horas non-stop y en solitario, para ascender al Pico Veleta 3396m y al Mulhacén 3483m. A las 7:12 min parto desde lo alto de Puertollano (2500m) hacia el vértice del Veleta. Es de noche y un tipo ronda su autocaravana con el telescopio sobre el trípode y apuntando sin duda a Marte, que en estos días está muy próximo a nosotros... A media subida empieza a amanecer, aunque hasta alcanzar la cima no veré el sol. A mi derecha y a lo lejos destaca una montaña piramidal y claramente separada del resto... Imagino que formará parte de la sierra de Cazorla, investigando más tarde llego a la conclusión de que se trata de la Sagra...


El sendero corta los requiebros de la carretera y tira a derecho. Alcanzo el Veleta tras una hora y 40 minutos de “inclinado” caminar, la altitud y el viento se hacen notar. No es una cima placentera y menos con el fuerte viento que no deja de azotar. Menos mal que me acuerdo de los tapones para los oídos que Jesús suele usar, a base de papel higiénico redoblado. Demasiados objetos extraños, antenas por doquier, especie de refugio-bunquer en la misma cima, y eso tras la visión constante de pistas de esquí, remontes, restos de hierros, carretera, ... No me entretengo y me asomo a la otra cara del Veleta... Abismo que quita el hipo. Intento buscar un paso que me permita ahorrar parte de pista, pero está imposible. El Cerro de los Machos quedará para otro día. Aún con todo recorto por la pedrera y acabo en la pista bajo el nevero y encima de la laguna Verde. Allí me cruzo con los primeros “montañeros”. Sigo la pista en dirección al Mulhacén. Acorto subiendo al collado sobre la caldereta y sin descanso bajo bordeando la laguna de la caldereta y el refugio para afrontar la subida final. Sin descanso alcanzaré la cima más alta de nuestra península (3483m). Me ha llevado poco más de 4 horas. Cima adornada con un “altar”, lleno de ofrendas de todo tipo. Hacia el sur se extiende la cordillera como una amplia meseta que cae sobre el mediterráneo. Se alcanza a ver la línea de la costa, aunque no Africa, oculta bajo la bruma.

Doy buena cuenta del par de bocatas, tiro unas fotos, último vistazo a la Alcazaba, y emprendo el regreso. De vuelta me asomo al collado de ¿???. Tremendo tajo de las paredes norte de Alcazaba y Mulhacén con sus lagos glaciares al fondo. Vuelvo a recortar por la caldereta. Ahora si me cruzo con más gente, y envidio a los que bajan en bici. Bajo el Veleta no me queda más remedio que “apretar”, menos mal que traje papel higiénico. La bajada final me hace sentir las costuras de los calcetines a cada paso. A las 15:10 estoy en el coche y poco más tarde en el camping del Purche tumbado junto a la piscina y la familia, que también han subido su montecito en Sierra Nevada, y tremendamente cansado. Demasiadas horas en solitario.

sábado, 16 de agosto de 2003

cañón del Ebro

16 de agosto de 2003.Cañón del Ebro entre Cidad de Ebro y Tudanca de Ebro, parte del GR Ruta de los sentidos. Fin de semana largo en que vuelvo a Santander para traer de vuelta a los madriles a la familia. El sábado llueve al fin (tras larga sequía) y nos vamos al norte de Burgos Cristina, Merce, Manolo y yo. Recóndito Cidad, dos valientes se dan un chapuzón. Recorremos el cañón del Ebro hasta Tudanca por el camino de los Tornos. Curioso manantial (surgencia bajo la caliza).

Tiempo tormentoso, pero de momento nos libramos.

En Tudanca el cañón se abre, la campa se llena de coches, son fiestas. Coincidimos con la procesión que nos ofrece una estampa de tiempos pasados. El abuelo del pueblo carga el pendón y tras el, "la orquesta", saxo y tambor. Los santos cargados por mozas del pueblo y les siguen... cuatro fieles mal contados. Proseguimos ahora por carretera hasta el pueblo próximo Tubilleja, y en el camino recogemos plantas aromáticas, ciruelas,... Una pena que no sea octubre o septiembre, los nogales están espléndidos. Fotos a los dos molinos de agua enfrentados. En el pueblo nos encontramos con conocidos de mis padres,... tomamos unas rabitas y regresamos a comer a Tudanca. Nos sentamos en la campa, en una de las mesas y al poco se desencadena la tormenta. Apuramos los bocatas bajo los paraguas y emprendemos el regreso, ahora por la otra margen del río. Cuesta dar con el buen camino al principio, pero finalmente alcanzaremos y sobrepasaremos los tres pequeños collados, también bajo el arco natural de roca. Nos cruzamos con turistas que van mal equipados... en bañador bajo la lluvia. Subimos al pueblo de Vallejo de Manzanedo, y de ahí por carretera a Cidad. En el camino última asomada al bonito cañón que aquí encauza al Ebro.

martes, 5 de agosto de 2003

Curavacas

Pico Curavacas (2520 m). Ascensión desde Vidrieros el 5 de agosto. Lamento no haber podido reclutar a alguien para ir al monte... pero cada vez son menos los que se me animan. Pude ir a Torrecerredo el fin de semana... pero me trastocaron los planes el último día al volver a planteárseme la única posibilidad de hacer más de la mitad de la salida en solitario... Cristina se apunta al fin a acompañarme hasta Vidrieros y desde allí afrontamos el largísimo canchal, primero laberíntico, para encauzar la canal que dará tras muchas pausas acceso a la cima del Curavacas. Primera de Palencia y segunda de la cordillera cantábrica (sin contar con Picos de Europa). A Cristina le cuesta subir, pero poco a poco avanzamos y logramos conquistar la cima. Vértice repleto de hormigas voladoras o mosquitos o lo que sea, que no nos dejan acercarnos (parecido estaba en Ubiña), pero esta vez fueron preludio de una importante tormenta que nos caló e hizo correr en la bajada.

El resto de las vacaciones bici y playa: 28 Santander-Torrelavega-Solares-Santander (+- 82km) 29 Santander - Selaya (+-70 km) 1 Santander - Liencres... (35km) 3 Piedrasluengas desde Puente Nansa (72km) 4 Alisas desde Santander (71km) 9 Santander - Astillero (pinchazo) 20 km 10 Santander - Peña Cabarga (41km)

16 días. Únicamente llovió un día e hizo niebla otro. El resto sol espléndido, sequía importante. Tres días de montaña, 11 de playa y 7 de bici. Me quedo con el regusto amargo de no haber podido compartir más ratos de montaña con los amigos..

jueves, 31 de julio de 2003

Peña Ubiña

31 de julio de 2003. Peña Ubiña (2411 m) y Peña Cerreos (2101 m). A las 6 de la mañana ya estaba al volante. A las 8:30 en Tuiza. He visto que no cuento con argumentos lo suficientemente atrayentes como para que me acompañen, así que decido hacerlo solo. De Santander a poco antes del pueblo, cubierto por la niebla, pero en Tuiza me esperaba el sol.

A las 10:40 h arriba de la Ubiña (leí que se tardaban 4 horas en subir...). Ni un alma por la zona, salvo arriba que había un tipo, y un abuelo con el que intercambio unas palabras al poco de abandonar el pueblo. Estuve arriba una hora y de bajada... cogí carrerilla y me subí a Peña Cerreos, creo que se llama. La vuelta, dando un rodeo por detrás de esta otra peña, donde arriesgué un poco (por estar solo). Un par de resbalones y golpe en la cara que me dí con el bastón al apoyarme en una piedra... Antes de las 14:00 ya estaba de vuelta al coche. Definitivamente esto de caminar en solitario tiene poca gracia. Es el sacrificio a pagar por algunos paisajes... A las 16:30 en casa.

Y poco después en comisaria intentando poner una denuncia contra un loco, que acabó en hoja de reclamaciones y denuncia en cuartel... pero esta es ya otra historia de incompetencias.

miércoles, 23 de julio de 2003

Morra del Lechugales

26 de julio de 2003. Pica del Jierru (2426 m), Morra del Lechugales (2441 m), Silla de Caballo Cimero (2438 m), Grajal de Arriba (2320 m) y Grajal de Abajo (2230 m). Primer día de vacaciones.

Tengo dos semanas para desfogarme y parecen comenzar bien. Oscar, cumplidor, se apunta esta vez. A Chus también le motivó este plan de Lechugales, en cuya antecima se quedó hace un año. Llegamos a la mina sin problemas y allí hacemos fotos. Pequeño descanso, compramos una botella de mal vino y seguimos para arriba. Un par de ingleses perdidos reciben nuestro consejo y tratan de seguirnos un rato. Al Tiro la Infanta Oscar llega con dificultades. Pica del Jierru, allí Oscar se pone a comer a toda velocidad y parece que algo le sienta mal. A duras penas lo convencemos para que prosiga hacia la Morra. Tenemos que escoltarle para que no se escape. Trepamos el pequeño muro... varias veces (vuelta por la cámara, vuelta por las tarjetas...) y arriba llegamos los tres. De bajada también Chus y yo subimos a la Silla del Caballo Cimero. Bonita cresta. Oscar parece que se recupera nos hace subir al Grajal de Arriba y luego también al de Abajo. Nos tienta para subir a la Rasa de la Inagotable... pero somos razonables y cogemos el camino de vuelta. Oscar acabó esprintando.

domingo, 13 de julio de 2003

Monte Perdido y encontrado

Valle de Ordesa y Monte Perdido (3355m). 12 y 13 de julio de 2003. Me hacía ilusión subir a Monte Perdido con Alberto... y así lo hicimos. Nos acompañan Rafa y Mª Ángeles. El viernes tras salir de trabajar cargamos el maletero y nos vamos hasta Torla. Cristina y Daniel nos acompañarán el sábado por la mañana durante un trecho del sendero de Ordesa, hasta que junto a la cascada de Arazas Daniel se niega a continuar andando. Con las mochilas cargadas (nos aseguraron que se haría necesario el uso de crampones...) y sin prisas llegamos a las Gradas de Soaso, por encima de las cuales comemos. En cuestión de minutos se prepara tormenta eléctrica en las cumbres, pero pasa en un rato. La cola de caballo está imponente. Alberto lo tiene claro y la elección entre "camino de las zetas" y "clavijas de soaso" se decanta por el primero. Momentos de vértigo para Alberto y pronto alcanzamos la cabezera de este tremendo anfiteatro glaciar. Pronto llegamos a Góriz donde las tiendas de campaña se apiñan. Hay tiempo para tomar la primera cocacola, montar la tienda, ducharse, no ducharse, ... Cenamos, y me sorprenden con una botella de Cava y otra de Sidra... Mañana es mi cumpleaños y damos buena cuenta del cava. Alberto y yo dormimos al raso. No hace frío y la luna y cielo invitan. Rafa y MªÁngeles casi se enfadan para que nos metamos en la tienda, pero no llega la sangre al río. Incluso "Joze Ignacio" pasa la noche tranquilo. El campamento se deja en manos del sueño nada más ponerse el sol. El domingo será un día largo...

A las 5 suena mi despertador y compruebo que Alberto a mi derecha sigue vivo... Aún es de noche pero aclara rápidamente. Ordenamos algo de lo que subiremos y dejaremos y comienzo a quitar el doble techo de la tienda de Rafa, cuando aún ronca... Nos organizamos y salimos a las 6:20 en dirección al Monte Perdido, del que pisaremos cumbre a las 9:25h. El resto, el camino de vuelta a Góriz y de aquí por todo el valle de Ordesa hasta el parking, ya es otra historia. Alberto y yo llegamos al bus de las 17:20 sin apenas descanso. Pies morados los de Alberto que desesperado cambia primero las botas por zapatillas y luego se descalza... solo durante dos pasos. Rafa y MªÁngeles fueron abandonados a la altura de cola de caballo. Ellos se quedan un día más y no tienen tanta prisa. A nosotros nos espera la carretera, de regreso a Madrid.

sábado, 5 de julio de 2003

Las dos Agujas, de Bustamante y Canalona

"Las dos Agujas", de Bustamante y Canalona 5 de julio de 2003

Nos dirigimos a escalar paseando, y acabaremos corriendo... Javier subió la aguja de la Canalona hace unos días, así que se presta a liderar de nuevo cordada para que yo también pose mis huesos en su aérea cima. A última hora se nos une nuestro padre que hará de fotógrafo. También nos acompañan Alena y Nuria. En el telesférico sobrepasamos la línea de nubes y caminamos a ritmo de niña de 6 años recién cumplidos durante los primeros metros camino de la Vueltona. Pronto nos separamos. Y decidimos empezar por subir a la Aguja de Bustamante... Así que dejamos atrás a Manuel y aún más atrás a Nuria con Alena. Sobre las 13:30 empezamos a trepar por los descompuestos bloques y grietas de la Aguja de Bustamante. Javier abre mientras yo me siento un poco “el señorito” , y el asume el papel de mi “Cainejo”. No es un sentir que me plazca. Así que cuando me toca el turno de seguir sus pasos, lo hago con la mayor celeridad. Los dos largos los hacemos tres, para dar tiempo a adaptar el ritmo cardiaco. Yo desde luego no sería capaz de tirar de primero sabiendo de los seguros tan “precarios” que van quedando por debajo. Vemos a nuestro padre abajo en la pedrera y nos apunta con la cámara. Tras decidirnos por rodear un enorme bloque desde su cómoda terraza, y tras pasar Javier un momento de apuro, obligándole a descender a recoger unos de los friends, para ponerlo por encima del otro... ya hemos completado el último largo y nos encaramamos en su estrecha punta. En verdad la punta solo la podemos abrazar con nuestras manos. Apenas disfrutamos de las vistas hacia la impresionante pared de Horcados Rojos... Abajo están ya todos y la cámara de fotos echa humo. En un solo rápel Javier desciende a la base (50 metros) y recupera la mochila que dejamos en la última repisa. Me toca rapelar y cuando estoy a unos diez metros del suelo, apoyo los pies en un bloque que repentinamente se desprende... “Piedra!”. Javier solo tiene tiempo de alzar la vista y fijarse en el gran bloque que se estrella a un par de metros de su cabeza y lanza pequeños proyectiles que procura evitar. Uno choca contra su casco y otro va a la mochila de su espalda... No ha habido daños! Uno no está seguro hasta que está en casa.

Pasado el susto recogemos y vamos al jou al encuentro del resto... y de los bocatas. Rápido tente en pié y yo aún animado a subir la otra aguja... la de la Canalona. A eso de las 15:45 caminamos hacia la base de la aguja. Manolo tira hacia el collado para pasear por la ladera de la torre de las Coteras Rojas, buscando panorámica para tirarnos fotos. Alena y Nuria se estarán un rato para luego bajar poco a poco. Tras hacer el primer largo por libre, comenzamos la trepada. Los dos primeros largos van rápido. Seguimos la grieta sin pausa. Dos cordadas nos esperan para poder descender. A falta de un largo, en el collado que separa la aguja del cuerno, esperamos a que rapelen los cuatro que descienden. Las agujas del reloj corren. Manolo duda sobre nuestra situación y sigue en tensa espera. Desde donde el está no nos puede ver. Finalmente la reunión queda liberada y Javier sortea los bloques para alzarse en la cima. Le sigo. Me arrastro entre sus piedras y me encaramo en el último peldaño. “Ahora ¿qué?” pregunto. De pié, encima de una laja apoyo los dos manos por encima de mi cabeza en la planicie de su cima. No hay agarres. “Alehop”. A pulso, sin echar vista al precipicio y para arriba. No hay otra. Al fin estoy arriba! Impresionan las vistas... por lo que apenas disfruto de ellas. Además el último telesférico nos abandonará a las 20:00. Dudamos si nuestro padre ya se habrá vuelto, cuando de pronto lo vemos en el collado de la canalona. Y aún le quedan fotos en el carrete. Acabó con las 24 en las dos agujas!



Primer rápel que desciendo primero. Este es vertical. Javier baja pronto y recogemos cuerda... con la mala suerte de que el nudo queda enclavado en una grieta y nos es imposible recuperar. No queda mas remedio que volver a subir, por la misma cuerda, con el ocho y haciendo nudos de seguro por debajo para poder recuperarlas. Javier se funde en la tarea, mientras yo procuro despejar mi mente organizando una de las cuerdas. Al fin lo logra. Arriba recoloca cuerdas y desciende. Aliviados volvemos a tirar de una de ellas ... Hostias. La cuerda se ha rizado y está ya muy arriba. Maldita mala suerte. Con cuidado seguimos tirando pero no podemos evitar que uno de los rizos alcance la reunión... y la cuerda que no cede. En nuestro empeño se desprenden unas cuantas piedras y esperamos encogidos que no nos golpeen. Nos libramos. Javier maldice. Y no nos queda otra que abandonar la cuerda. Menos mal que pudimos recuperar una. Son casi las 19:00h. Hacemos tres rapeles a toda velocidad. Una vez en el valle corremos pedrera abajo. Nos organizamos, cuerda para uno y mochila con material para el otro. Nos toca ahora carrera alpina! En media hora nos sumimos en la niebla más allá de la vueltona y alcanzamos el mirador del cable, a tiempo! Antes nos cruzamos con Mariano que “echará un vistazo a nuestra cuerda desde el refugio”. Y a un amigo de Javier que el siguiente día tiene previsto subir a la aguja y procurará recuperar nuestra cuerda... Menudo alivio. Veremos si aún tenemos suerte. Bajamos en el último viaje del día del funicular. Santa paliza, y aún sin disfrutar de las trepadas! Esto no está hecho para mí.

sábado, 17 de mayo de 2003

"Tres Miles"

"Tres Miles". Cuetu Agero (1022 m), Parijorcau (1379 m) y Cuetu la Jontaniella (1349 m). 17 de mayo de 2003. Circuito y ascensión desde Allende. Cuento con dos días de vacaciones (lunes y martes) por lo que el domingo puedo hacer ruta por Picos, pese a haberme quedado sin visita de dos días a Collado Jermoso, planes que se torcieron por "inestabilidad" del tiempo. Grupo animado, amigas de Jana y Luis, David, y Chus, e incluso Félix ha vuelto a reencontrarse con el monte. El sol nos pega duro, pero no nos resistimos a asomarnos al patio de Cueto Agero, para después afrontar el Parijorcau, donde comemos. Aún algunos nos atrevemos con el Cuetu la Jontaniella, que nos coge casi de camino. Abajo nos encontramos con mi hermano, que pasó el día escalando en Agero.

viernes, 18 de abril de 2003

Peña Castil

Peña Castil (2444m) 18 de abril de 2003. En abril, aguas mil. Mil una diría yo. Tras alguna que otra negociación, acto de fe, persuasión ... dejamos atrás el atasco de acceso a la ruta del Cares y partimos desde Sotres, a las 11:30h hacia collado Pandébano. Por aquí también hay riadas de gente, pero pronto nos encontraremos solos subiendo hacia las vegas de Tortorios, a paso de semana santa! Es el poder de atracción de los iconos del parque, Pico Urriello y ruta del Cares. Casi alcanzada la vega nos cruzamos con el único grupo que veremos por el resto del día. Nos ha llegado la hora de comer y lo hacemos. Sonia decide ponerse el cubrepantalón... momentos de bromas. Antonio es como Pedro el cabrero, sube por delante y nos espera emboscado junto a un nevero para acribillarnos a bolazos de nieve. Gema nos hace reír con su contagiosa risa. Fernando está probando por primera vez lo que supone hacer una ascensión “seria”. Chus, ligero cual Delfo. Sonia, de paseo. Cristina se acuerda de sus rodillas. Continuamos atravesando amplios neveros camino de la muralla de ¿?? Que salvamos por la derecha. Para entonces solo por unos instantes hemos visto asomar el pico Urriello. Ya no lo volveremos a ver. La niebla nos cubre, y trae regalo. Nos graniza y en varias ocasiones llueve. En el collado surgen razonables dudas. Es tarde, estamos inmersos en la avanzada borrasca, ... Pero yo quiero subir con Cristina, que lo está sufriendo a cada paso... Chus no lo duda y ya no lo dudamos tampoco los demás, emprendemos los últimos 400 metros de desnivel que nos separan de la cima. Se hace largo y llegamos a tientas, pero con un humor estupendo. Me alegro al hacer la foto de rigor, ver a Cris, y ser consciente de que nos hemos quitado una espinita que teníamos clavada desde hace ya unos 10 años, cuando Cristina se quedó en el collado por molestarle las rodillas. Aún echamos un rato en la cumbre, nos mantiene la esperanza de que despeje en dirección al naranjo, pero la montaña no nos concede este regalo.

Comenzamos el descenso y nos encordamos... Únicamente para echar unas risas, pronto desestimamos la idea y casi corremos nevero abajo. Ya en el collado nos metemos en la boca del lobo, que así es como parece la bajada por la canal, oscura e inclinada como estaba. Algunos depuran la técnica del descenso en trineo, sin trineo, y a buena velocidad descendemos rápidamente de altitud. Emprendimos el regreso de cima pasadas las 18:30, y la noche se nos echará encima. Cada cual a su ritmo y sin perdernos de vista seguimos el descenso. Terreno incómodo para los cansados tobillos y rodillas. La jodida pista de Aliva a Sotres se hace de rogar. Al fin la alcanzamos. Frase descriptiva del ocurrente Iñaki (quien si no) dirigiéndose a Fernando “tú, vas porque hay que ir!” Y es que es la propia inercia la que guía nuestros pasos. En la fuente reponemos líquidos, que falta nos hace, y también algún sólido. La noche nos alcanza bajo un aguacero tremendo caminando, casi corriendo, hacia los salvadores coches. Sobre las 22:30 los alcanzamos y como podemos nos cambiamos de ropa. Los pantalones se pegan a las rodillas y algunas se calan hasta las bragas... No nos cuesta esta vez acordar el volvernos de escopetada para Santander. Pensábamos quedarnos en tiendas de campaña o algún albergue, pero en esta época... Las ganas que teníamos de comer espaguetis a la luz de la luna (casi llena por entonces, aunque oculta tras muchos metros de nubes) se disolvieron con cada chaparrón. Los números son de reseñar. Algo así como más de 1600 metros de desnivel, y unas 11 horas totales. Las paradas también cuentan, así que no vale la pena restarlas. Agujetas de caballo por mi parte por los dos siguientes días. Excursión circular que nos ofrece vistas excepcionales sobre el cordal que desde la Torre de la Pardida pasa por el Neveron de Urriellu y Pico de Albo, así como sobre el propio Picu de Urriellu y picos circundantes. Una vez en el collado de Pandebano y antes de alcanzar las primeras majadas giraremos a la izquierda. Tenemos que subir hacia una amplia canal que baja directamente hacia dicho Collado. El camino retrocede con algunos zigzag en dirección Sotres para introducirse en dicha canal y luego subir por su interior hasta la majada de las Moñas situada en un amplio replano. En invierno y con nieve se pierde la noción del camino en esa amplia extensión, hay que seguir la dirección que traiamos (Oeste) en ligera pendiente, bordeando una pequeña colina que domina las majadas. Desde el vertice de la colina tenemos una buena vista del Pico Albo y si esta despejado podemos ver el mar y la Zona de San Vicente de la Barquera. La vista es excepcional. Una vez bordeada dicha colina por su izquierda (Este), veremos dos collados bien marcados, debemos dirigirnos al de más a la derecha, justo enfrente de la dirección que llevabamos, pero sin alcanzar dicho collado. A media altura de la subida veremos algún hito de piedras que se dirigen hacia la derecha (Oeste) por un especie de repisa, sobre las fuerte pendientes que se abren a nuestra derecha, hay que dirigirse hacia un pico secundario o proa de roca que marca el final de la repisa que seguimos. Contorneamos dicha proa de roca justo por debajo y sin nigún problema, en invierno parece que vaya a ser un paso bastante colgado o aereo pero no es así ni tiene ningún problema. Nos encontramos frente a una media pendiente muy larga y muy suave que nos lleva hacia un espolon rocoso que se nos presenta al fondo. Atravesaremos dicha pendiente manteniendo la altura, sin subir nada practicamente (SW). La barrera rocosa cae en vertical sobre los valles inferiores, hay una pequeña brecha medio escondida pero evidente por ser la única que nos ofrece un paso claro. Se bajan unos metros, en invierno algo tiesos pero sencillo y alcanzamos unas repisas que se dirigen hacia la izquierda (Este) a un amplio collado (Camburero). En invierno y con nieve no distinguiremos las repisas, pero son evidentes puesto que ofrecen una menor inclinación. No hay grandes caidas ni precipicios vertiginosos en ese paso, pero si vas en invierno si recomiendo un cierto habito en ese terreno. La vista desde el Collado de Camburero es excelente, tanto sobre la zona de los Albo al Oeste, como sobre el Macizo Oriental de Picos al Este. La subida a Peña Castil desde el Collado es evidente y sin problemas. En la bajada pasaremos de nuevo por el Collado de Camburero y giraremos hacia el Este, hacia el Macizo Oriental, bajaremos por la Canal del Fresnedal, largo descenso que nos machacara las rodillas aunque no presenta ninguna otra dificultad. En la parte media de la canal, esta se divide en dos siendo el ramal de la izquierda el más cómodo. Por debajo veremos a nuestra derecha la Majada del Fresnedal, situada sobre el lomo que baja directamente de Peña Castil y que separa nuestra Canal de un importante valle, la Canal de las Moñetas, situada al otro lado de dicho lomo. Es conveniente dirigirnos a dicha Majada por dos razones: Desde la Majada sale un camino mucho mejor que el de la Canal del Frenedal Tenemos una fuente permanente y de buen caudal que nos servira para reponernos Ya solo nos queda bajar a las Vegas del Toro junto al río Duje, siguiendo este hacia la izquierda, aguas abajo, llegaremos hasta las Vegas de Sotres

sábado, 8 de marzo de 2003

Entre Villalba y Villalba, casi 100km

"SuperRuta" BTT. La "SuperRuta"... superada. Estas cosas hay que hacerlas para luego contarlo, así que aunque no lo queráis os haré un repaso de nuestra aventura del sábado. Como empieza a ser habitual, llevamos el plan hasta sus últimas consecuencias únicamente Alberto el incansable y el que subscribe. Así pues, el sábado a las 8:15h nos presentamos dispuestos a todo en la estación de Villalba. Allí conocimos enseguida a presidente y vicepresidente del club de Majadahonda y nos hicimos con el botín (llavero y mapa de ruta), lo que nos hizo pensar en regresar a casa. Con casi una hora de retraso, tuvimos que esperar un autobús lleno de ciclistas que venía de Cuenca, empezamos a rodar los 58... Con algunas equivocaciones para salir de Villalba, pronto nos vimos bordeando pantanos (Valmayor y otros) y comprobamos enseguida lo jodido que iba a estar esta primera parte del recorrido. El tiempo, excelente, menos mal. Pasamos algunos charcos, bien. Cruzamos algún arroyo, no pasa nada. La bici se empieza a llenar de barro, contábamos con ello. Pero cuando vemos al VicePresi, que se mete en el pantano hasta casi la cintura, con la bici en una mano y las zapatillas en la otra ... mal presagio. Por el tupido bosque nos buscamos la vida para cruzar ese primer rápido, pero es que después hubieron más. Un "poco amistoso" propietario de finca no nos dejó cruzar SU PUENTE y tuvimos que cruzar A NADO. Le siguieron algunos vadeos más. Hubo quien intentó cruzar pedaleando... y su fin fue el de darse un buen chapuzón. Un par de meses después nos enteraríamos de que alguien ha avistado un par de cocodrilos en Valmayor... El terreno era bastante "técnico", lo que nos llevó a muchos (me incluyo) al suelo. Alberto paso este tramo con mucha dignidad. En unas tres horas únicamente habíamos recorrido 26 km... Ávila empezaba a quedar muy lejos... La organización, perfecta. Coche de apoyo que nos esperaba cada 10 km, con manzanas, bebida, plátanos, barritas, ropa seca,... En un descenso rápido y algo comprometido Alberto no pudo evitar una caida. Tonta, como lo suelen ser todas, pero que nos podía haber trastornado los planes. En un momento se reintegró y a pedalear, que no en por nada se dice aquello de que los ciclistas están hechos de otra pasta. La organización toma la decisión de modificar el itinerario, pues no vamos a llegar de día a este ritmo a Ávila. Primeras bajas. Se retiran antes de Valdemaqueda algunos. Entre ellos las únicas dos féminas que nos acompañaban. Antes de Valdemaqueda cogemos un tramo de carretera y al fin podemos pedalear con ritmo, allí me mido con el grupo y las sensaciones no son malas. Excepto porque la cadena parece un trozo de lija, demasiado barro y agua.



En Valdemaqueda la gente se mete unos bocatas de medio metro (sobretodo los de Cuenca a los que esperaba el autobús). Nosotros seguimos a base de chocolate, barritas, y café. Con la comida, alguna baja más que aprovecha el autobús. Y tras comer fuerte subida que hace estragos. Giramos en dirección a la carretera de la Cruz Verde primero por pista y luego por carretera de montaña, sin tráfico. Entorno precioso y cuesta... larga, larga. A darle caña me digo, y pronto me veo con solo tres ENERGÚMENOS por delante. Sudo la gota gorda para coger al tercero, pero tengo que cederle unos metros y alcanzamos el alto con diferencias de segundos. Aprovecho a echar un pis y me doy cuenta de que he forzado bastante ( no por el tamaño de nada ...). Cuando bajo a unirme a los que van llegando veo que Alberto ya está allí. Como siempre hundiendo a más de uno... ;o) Aunque la cara reflejaba un cierto cansancio (OS JURO QUE LO HE VISTO, ES HUMANO!). Gran desbandada hacia las Navas del Marqués (a cuatro Km). Ávila por carretera a 38, pero giramos a derecha hacia la Cruz Verde, por peligrosa carretera. Ya quedamos unos 20, y llevamos algo más de 60 km. Sana intención de ir agrupados por la carretera, pero pronto se desatan los "ataques" y no soy capaz de evitar caer en la tentación de tirarme cuesta abajo a más de 60 Km/h dando relevos a quien es capaz de seguirlos. Empieza la subida y me espero un rato a ver si veo venir a Alberto, pero este terreno no le beneficia (en las bajadas pierde lo que costosamente se trabaja en las subidas) y está lejos. Vista al frente y a pedalear a cuanto pueda durante otros 6 o 7 km de subida. Cojo a uno, a otro, a otro, pero el grupo "fuerte" (5) está ya lejos, y por qué no reconocerlo, son más fuertes que yo. Llegamos al alto y esperamos. Alberto llega enseguida, en solitario. Habrá hundido a otros tantos. Barrita energética (que dice producirle flato, como consecuencia de lo cual tomará la decisión de NO VOLVER A COMER cuando monte en bici), impermeable (es ya tarde, hace fresquito y hay que bajar), y nos tiramos cuesta abajo. En el bar de moteros tomamos una última coca y esperamos al grupo. Ya únicamente quedamos menos de 20. Vamos para abajo, pero de todos se queda atrás Alberto (dando ventajas en el peligroso descenso de Cruz Verde). Le espero en la cuneta, puesto que "habrá que trabajar aún" hasta la llegada al camping de Escorial, donde dicen que hay una cañada que nos llevará hasta Villalba.



En San Lorenzo del Escorial nos esperan y volvemos a reagruparnos, por poco tiempo, puesto que en la carretera Alberto vuelve a ser prudente y pronto les perdemos de vista. Otra vez nos reencontramos en el camping, y ya en terreno seguro por la cañada comenzamos a rodar en grupo. Somos unos 10. Al principio "hablamos" entre nosotros, pero pronto (lo llevamos en la sangre) no es posible intercambiar más palabras que algún eventual CUIDADO CON EL BACHE. Hacemos eslalon sorteando charcos y tiramos por encima de los 30Km/h hasta que el PRESI del club impone el orden con un "PARAR UN POCO QUE SE NOS VAN A PERDER". Alberto y tres más vienen más atrás. Doy la vuelta a por el. Ya no se declara más la guerra y llegamos en grata conjunción hasta la estación de Villalba. Mi cuentakm ha superado los 100 y el de Alberto creo que marca 96 o 98. No han sido los 107 previstos hasta Ávila, pero tampoco han estado mal. He de decir que ni a Alberto ni a mi se nos pasó por la mente la idea de retirarnos a alguna estación de tren. Y tampoco votamos a favor de optar por ruta alternativa a las Murallas de Ávila. Calculamos que hemos terminado el recorrido completo entre 16 y 20 personas, de los 58 que salimos por la mañana. No está mal. En el último momento Alberto me arrebata uno de los premios a "los dos mas perjudicados que completan el recorrido". Se llevó el tío un maillot del club! Y eso, sin hacerle análisis de orina y/o sangre. En fin, que sepáis que también os echamos de menos, y que si no habéis venido es porque no habéis querido (Y EL QUE NO SE HAYA ESCONDIDO TIEMPO HA TENIDO, YA!) ;O)

El fin de semana siguiente lo pasamos en La Rioja. Mucho vino, sarmiento, ... pero también tuve tiempo para ver a lo lejos el pico San Lorenzo, nevado y sobresaliendo cual kilimanjaro... Desde Briones di una vuelta en bici. 53 Km para subir un par de puertos por la sierra de Cantabria. En la bajada del puerto de Herrera creo rodar en bici a la mayor velocidad que lo haya hecho en mi vida. El cuentaKm marca una velocidad máxima de 89 Km/h. Emocionante ... y si ... mejor no pensarlo.

sábado, 15 de febrero de 2003

Mampodre

Macizo de Mampodre. Peña La Cruz (2196m) y Cervunal (2173m). 15 de febrero de 2003. Las cumbres principales que conforman el macizo son 6. La más alta la Peña La Cruz (2196m.), con su cima gemela conocida como La Uve desde Maraña. Al SE la Peña El Convento(2156m.), tras el que se esconde el Pico Cervunal(2173m.) , también conocido por algunos como Valcerrao. Cerrando el circo se sitúan la Peñas del Mediodía (2181m.) y al final del mismo el Valjarto(2046m.). Al oeste del Cervunal y fuera de la cresta que forma el circo glaciar del Mampodre, se sitúa la hermosa Peña de La Polinosa (2160m.)

1200 km con el coche! Cada vez están más lejos mis objetivos... Mampodre. Manos cortadas, las de los cántabros por los romanos... Bonito macizo este del Mampodre, y precioso el entorno en general... Seis son las cumbres por encima de los 2000 metros, y caen dos en mi particular "saco". Peña La Cruz (como no, la de mayor altitud) y Cervunal, desde Maraña. A Peña La Cruz finalmente decidimos subir "a pincho", como dicen los compis de esta aventura; Chus y Oscar. Realmente la aventura se puede decir que comienza en las carreteras del puerto del Pontón, pisando el acelerador porque acumulamos retraso. Oscar ya está a pié de vía y aún nos queda un trecho para llegar. Sobre las 11 llegamos y aún tendremos que "convencernos" (yo al resto) de que esta ascensión no está fuera de nuestro alcance... Oscar propone asegurarse la cercana Peña Ten, y Chus presta su opinión a la cara de una moneda (de euro!) que lanza al aire y casi pierde. La moneda decide... que nos vamos a Peña Ten, pero en un último suspiro Oscar cambia su voto y acordamos subir a Mampodre. Tengo que "asegurarles la cima"... menudo compromiso. Aún esperamos a que el "metódico" Oscar prepare su mochila en 20 minutos más. A las 11:20 partimos hacia la empinada cuesta. Rocas, nieve, huellas de tres esquiadores que seguimos. Llegamos al circo y el entorno nos encanta. Salimos al oeste a la arista que ya no dejaremos prácticamente hasta coronar.

Me dejo llevar por mi propio ritmo y alcanzo el vértice tras dos horas y media desde los coches. Chus y Oscar aún tardarán 40 minutos más, enredados en el poco fructífero intento de Chus por ponerse sus crampones alquilados, sin haberlos ajustado al tamaño de bota previamente. Arriba disfruto del panorama. Rodeado de alpinas crestas y picos, opto por ir comiendo.

Primer bocata, segundo, me asomo y veo a Chus afanarse golpeando la nieve para procurarse un seguro escalón para su siguiente paso; "hasta la montaña más alta se comienza a escalar con un primer paso" ... Pero todos los pasos son igualmente importantes. Las nubes parece que amenazan con fastidiarnos la jornada, incluso caen unas gotas. Arriba todos al fin, cruzamos fotos. Me cuesta convencerles para continuar por la cresta en dirección a los Campanarios para no bajar por la misma vía empleada para el ascenso. Incluso saco la cuerda para asegurar la travesía de un inclinado nevero. No es necesario y pronto cada uno se adapta al medio con su propia técnica. Chus arrastra sus posaderas, Oscar, precavido como nadie se calza y descalza trabajosamente los crampones a cada nevero que cruza, yo confío en no necesitar los crampones y pronto me veo en el collado camino del siguiente pico. No había acuerdo de subir nada más pero veo que en 20 minutos puedo subir. Oscar me sigue y Chus... está ya casi al fondo del valle. Subo al Cervunal y me acerco a echar un vistazo a la cresta que lo separa de las peñas del Mediodía. Pronto llega Oscar y hacemos algunas fotos, antes de tirarnos monte abajo deslizándonos en la nieve primavera. Puede decirse que con esta excursión cierro esta temporada "invernal", pese a que la primavera parece haberse adelantado. Descendiendo, pronto me quedo solo e intento alcanzar a Chus. Pero nos saca amplia ventaja y hasta llegar al coche no lo volveré a ver. Tampoco Oscar me alcanza, así que cada uno disfruta del entorno "consigo mismo"... Me prometo volver a esta zona...

domingo, 26 de enero de 2003

Collado del Miradero

Collado del Miradero o de Prao Poyos o Carabina (1878m). 26 de enero. 15 minutos antes de las 10:00 de la mañana hemos cruzado frente a la caseta de entrada a Pedriza Chus, Sauqui, Cristina y yo.

Nos hemos adelantado y esperamos a que Luis, Angel y Jana sigan nuestras indicaciones telefónicas para llegar, una vez se han equivocado y han pasado por el Tranco. Mientras llegan también MªÁngeles y Rafa. En el último momento aparecen Fátima y Juán, pero no nos acompañarán por tener que esperar a su prima. Desde Canto Cochino partimos una vez presentados unos a otros, con buen humor y buen tiempo. Otra vez la tan recurrida y concurrida Autopista de Pedriza nos ve pasar, menos mal que aún no cobran peaje.

Pasamos frente al refugio Giner y continuamos al frente. También dejamos atrás el desvío hacia el collado de la Romera, con la variante al Puente del Pollo. Esta parte ya es terreno desconocido para mi. Seguimos sin dificultad el sendero. A un montañero que nos adelanta se le cae un cordino que le llevo hasta volver a encontrarle en lo alto del collado. Allí se lo devuelvo, y sin duda se le pasa el pequeño disgusto de la pérdida. Poco a poco vamos ganando metros y la nieve también gana terreno a las rocas, tierra, jaras...

Rafa descubre que ir en cabeza tiene sus ventajas; te adelantas ligeramente, paras a esperar y descansas hasta que el grupo se vuelve a unir, y entonces reanudas la marcha...

A pocos metros para llegar al collado del Miradero se oye resoplar el viento con fuerza. El bosque a nuestro alrededor está muy dañado por las fuertes ráfagas que sin duda aquí se han soportado. Parece que hasta las rocas se mueven bajo el azote del viento. Nos abrigamos y pienso incluso en sacar la cuerda... Salimos al collado y nos inclinamos frente al aire. A duras penas nos parapetamos tras una gran roca. Allí nos colacamos guantes, polainas,... Tomamos unos pistachos y pese a que nos hubiese gustado comer la famosa "sensación térmica" (producto de la baja temperatura unida al fuerte viento) nos obliga a buscar mejor acomodo. Salimos de nuevo al viento, conscientes de que hasta Tres Cestos no encontraremos refugio. La ventisca se cierne sobre Cuerda Larga y las nubes nos sobrepasan (aún muy por encima) a gran velocidad. Pasamos la cuerda de las Milaneras y unos metros después de flanquear Tres Cestos, sobre unas aéreas rocas nos detenemos a comer.



Las vistas desde aquí son excelentes y estamos algo protegidos del aire. Eso sí, hay que tener cuidado al moverse por allí.

Frente a nosotros está el pequeño puente de roca que en una postal descubrí enmarcando el Refugio Giner. Arriesgo trepando entre grandes bloques para dar con el punto de mira exacto, y como no, hago mi foto. Echo de menos un zoom... La comida reaviva el buen humor reinante. Tras dar buena cuenta del alimento nos preparamos para afrontar las destrepadas mas "entretenidas" de la ruta. No hace falta echar mano de la cuerda y todos pasamos sin dificultad. Intento encontrar ruta hacia el Puente del Pollo (reconozco una de sus rocas muy cerquita a nuestra izquierda) pero prefiero no arriesgar al grupo. Me relajo en las labores de guía y pronto nos vemos en el camino que se dirige al collado del Cabrón. No estaba previsto, pero tampoco importa por haber ido a un ritmo lo suficientemente agil como para permitirnos alargar la caminata. En el collado del Cabrón optamos también por continuar cresteando por Cancho de los Muertos... En buena hora. El caso es que erramos un par de veces con el sendero y mi reputación se ve dañada;0) Pese a todo damos con el buen camino y llegamos al chiringo de Canto Cochino... Latas a 1'80! Todos prometen que volverán a unirse a nuestras aventuras... El tiempo lo dirá.

sábado, 18 de enero de 2003

Peñalara - Risco de Los Pájaros - Los Claveles

Peñalara (2428m)-Risco de Los Pájaros (2387m)-Los Claveles (2264m). 18 de enero de 2003. A las 6:30h de la mañana en casa de Alberto... Jesús se presenta con el coche hasta arriba! Sube a su hijo y otros tres amigos a esquiar. Nos pasan algunas tablas y partimos hacia Valdesquí para intentar evitar las retenciones (los madrileños salen en masa a esquiar). Pasadas las 8, aún es denoche, parto junto con Alberto y Jesús de Cotos en dirección a Peñalara. Se aproxima una borrasca y pretendemos evitarla. Por lo pronto el amanecer se presenta fabuloso. Afrontamos las lomas de las dos hermanas y al detenernos a descansar nos fijamos como a nuestras espaldas nos siguen riadas de montañeros. Calzo las raquetas. Alberto, sus botas (o más bien las de su hijo) de siempre... con la suela lisa. Esta es su primera experiencia en montaña invernal. Como siempre, nos marca un alto ritmo ayudándose con los bastones. Arriba hace bastante más frío y por un momento nos sobrepasa una nube que nos envuelve. Llegamos a la cima de Peñalara en 1 hora 45 min, creo, y allí hacemos fotos y nos ponemos los crampones.Pega el aire y se nos hielan las manos. Pese a todo Jesús evita los guantes, se está curtiendo... En dirección a la cresta de Pájaros y Claveles , a Alberto se le escapan de las botas los crampones. Los guardamos y nos encordamos. Jesús abre camino, le sigue Alberto y cierro yo. La cresta está entretenidísima.Disfruto pasando por esta zona comprometida... creo que Alberto tampoco lo pasa mal, le presto el piolet. Pronto llegamos a la cima de Claveles, donde nos fotografiamos junto a la helada virgen, ¿o es el Risco de los Pájaros? No se cual va primero. Continuamos la marcha. Jesús nos ha mostrado por donde cayó hace años para destrozarse la cara, mano... Y su amigo se partió un par de huesos. Comprobamos que no han quedado traumas. El descenso final hacia la laguna de los Pájaros se empina. Más fotos como muestra de nuestra bonita travesía.Nos queda poquito para llegar a la laguna de los Pájaros, completamente helada, y descansamos a media ladera disfrutando de la marcha. Picamos algo. el viendo hace volar un par de bolsas en círculos, además de mi guante. Corro y lo atrapo. Solo escapa una bolsa. Nos desencordamos y descendemos a la laguna. Hace ilusión pisar sobre la capa de hielo... y romperla. Hago un agujero a golpes de piolet para comprobar que el grosor de la capa es de unos 20 cm. Alberto se cala un pié para hacernos ver que en los bordes de la laguna el hielo no tiene tanto espesor... Cambio crampones por raquetas e iniciamos el regreso. Alberto comenta que podríamos parar junto alguna roca para comer algo. Me sorprende, a sabiendas que Alberto nunca necesita comer ni beber... Es curioso lo complicado que parece ser siempre eso de elegir un sitio y un momento para detener la marcha y comer... Alberto lo comenta por tercera vez, ya en la laguna nos insinuó que deberíamos parar más tarde.Nos decidimos por una roca cubierta de verdín y sacamos las viandas. Pronto descubrimos el por qué de su insistencia. Se ha traido una botella de vino! De la que enseguida damos buena cuenta. Un par de traveseros dudan de forma evidente si aceptar nuestra invitación a probar el vino. Durante la travesía por las crestas nos ha nevado a ratos, pero cuando partimos de nuestro último descanso, es lluvia lo que nos cala. Sin detenernos ya subimos el último repecho, cruzamos en diagonal (sin perder mucha altura) para alcanzar el sendero que baja por la dorsal directamente hacia el cruce sobre el río que riega la laguna de Peñalara. Aquí si que nos empezamos a cruzar con gente que ante el empeoramiento del tiempo se dan la vuelta. Cotos es un parque de atracciones. Decenas de trineos por sus laderas. Nos hacemos fotos en uno de ellos, que nos prestan. Debió ser entonces cuando Alberto perdió un guante...Una verdadera lástima, habida cuenta de que estos si que le mantenían las manos calientes, y son un regalo muy reciente, de estas mismas navidades. A esto hay que sumarle que esta mañana también echó en falta el teléfono. A las 15:00 estamos en los coches, calados hasta los huesos, pero no hace frío (6ºC). Contentos con nuestra jornada, y con ciertas ganas de siesta. Duro retorno a la realidad al encontrarnos con retenciones de entrada a Madrid por la carretera de la Coruña.

sábado, 4 de enero de 2003

Las Tuerces y el Castillo de Gama

Las Tuerces (1095) y el Castillo de Gama (1098). 4 de enero de 2003. 7:45 h de la mañana, suena el despertador. Cristina y Daniel se acaban de levantar y observo por la ventana como Santander al fin ha sido tomado por una borrasca en condiciones, llueve a jarros! Temiendo que el teléfono empezará a sonar en breve para que la gente se vaya dando de baja desayunamos. Pasan los minutos y nos aproximamos a las 9:00 (hora en que hemos quedado para ir de excursión cerca de Llanes, a la Peña Blanca) y únicamente Olga y Barbi han telefoneado para avisar de que no vienen, así que me pongo a cortar Jamón, Queso, Chorizo, ...Nos juntamos Chus, Félix, Oscar, Cristina y yo en el portal mientras vemos como llueve sin parar. Poco a poco afrontamos la cuestión clave; ¿qué hacemos? Está claro que cerca de la costa debe estar lloviendo mucho, y dado que Tximixt (con quien íbamos a quedar en Llanes) ya no viene, comenzamos a sugerir otros itinerarios. Tenía ganas de conocer las Tuerces y allá que nos vamos. Está próximo a Aguilar, ya en Palencia, y aquí el tiempo es más estable. Desde Villaescusa de las Torres pronto nos internamos en el monumento Natural de las Tuerces (producto de la erosión y disolución kárstica). Alcanzamos la Mesa (1095m) y tiramos algunas fotos. Escalamos aferrados a los tres clavos de hierro hasta la cruz.Todos lo hacemos excepto Félix que se deja vencer por el vértigo. Tomamos la pista que nos lleva hasta el castillo de Gama y nos encaramamos a todos sus recovecos.Estamos pensando en quedarnos aquí a comer, cuando nos caen algunas gotas. Decidimos bajar al pórtico de la iglesia de Gama y Oscar y yo corremos para evitar mojarnos. Al poco llegan los demás bajo el chaparrón. Compartimos comida y echamos unas risas. Deja de llover y salimos a la carretera, para ver el enésimo arcoiris que se forma durante esta jornada. Pasamos el km 2 de la carretera y dejamos atrás el desvío, lo que nos hace retroceder para retomarlo y llegar tranquilamente de vuelta a Villaescusa. Pronto pasamos Reinosa y nos sumimos en la borrasca que cubre con lluvia incesante toda la provincia Cántabra

jueves, 2 de enero de 2003

El Pico San Vicente

El Pico San Vicente (957m). Apenas hace tres díastrepaba por la parte alta de este mismo macizo calizo que es la sierra del Hornijo, en la Porra de Mortillano. Y ahora estoy al otro extremo de esta sierra (este) subiendo al pico de San Vicente desde Manzaneda. Subo con Cristina a esta atalaya que preside Ramales. La cara sur, por la que subimos, se presenta mucho más asequible que la norte y es entretenido caminar por un sendero poco marcado que nos evita las zonas mas engorrosas del lapiaz. Dos horas y media nos ha llevado estrenarnos en este 2003 reciente (2 de enero).Hemos vuelto a esquivar el mal tiempo. En la cima contemplo lejana la cima de Mortillano, además de otros muchos montes con sus muchos recuerdos; Peña Cabarga, Buciero, Candina, Cerredo, Pico de las Nieves, Zalama, Los Tornos, Imunia y Peña Lusa, El Mullir, la sierra del Hornijo,... Todos me han visto pasar. Ya solo me restan 8, de los 50, para acabar con los propuestos en este libro guía que sigo, el primero de la saga de Fernando Obregón. Descendemos tranquilamente y sobre nuestras cabezas llegamos a contar 30 buitres sobrevolando.