martes, 4 de enero de 2011

Pico Lezna

No conocía el Pico Lezna, 2218m. Navegando por ahí encuentro que este pico tiene unas vistas impresionantes sobre el valle de Pineda y Curavacas.
Objetivo fijado.
Tiempo hay, pues estoy de vacaciones.
Ahora me falta encontrar compañía. Mensajes a diestro y siniestro, David se apunta enseguida, y con el Celia y Eloy que desde que ejercen en el instituto de Potes no paran.
8:00 en Mompía y 8:45 en Unquera. Breve encuentro con Chus Canal, prolífera globera, a las puertas de su casa, poco antes de juntarnos los cuatro jinetes para hoy.
El tiempo no nos sonríe pero me anima comprobar que Celia, Eloy y David son de los que opinan que "hay que salir" haga el tiempo que haga. Luego ya se verá. "Nada se nos ha perdido en casa". Maldonado parece haber anunciado una ventana de "no lluvia" entre las 11:00 y las 17:00. Es la mejor previsión de todas las que hemos ojeado, así que nos aferraremos a la esperanza que nos da esta.
Sobre las 10:50h salimos de Lores, donde chispea y la niebla cubre las cimas, pese a que nos cuesta encontrar el camino recto. Esto del GPS y que los metros de desvío del track original aumenten incluso cuando vas en la dirección correcta es cuando menos curioso, la mala leche del perro que nos acosa tampoco ayuda.
1ºC y no tardaré más de 5 minutos en comenzar a sudar. Vaya marcha la de los recién conocidos Celia y Eloy. Seguimos la pista que asciende al collado Gerino, miro sus piernas y no son más largas que las mías... En las aún más pendientes rampas reforzadas con hormigón el ritmo no cae y estos dos se adelantan. Menos mal que David aún sin parecerlo sigue siendo humano.

El Pico Lezna se nos muestra señorial al oeste de las praderas de la majada de Tañuga. Su cima comienza a ocultarse. Carrera desigual la de la borrasca contra nosotros.
Ocupamos parte del tiempo en cruzar los crecidos arroyos de Arauz, Pumar y Lezna, sea cual sea cada uno de estos. Pasamos frente a un refugio privado con aspecto de chalet siguiendo la pista trazada sobre el húmedo terreno para atravesar el piornal hasta que las huellas desaparecen entre las ruinas de una cabaña. Minutos antes comenzó a llover y a estas alturas nieva. Mucho mejor.
Cuanto más arriba, más viento. Esto ya no es tan agradable, sobretodo cuando toca enfrentar a cara descubierta los proyectiles blancos. Aquí ya si que tenemos superficie completamente nevada. Se camina con facilidad, aún zarandeados por
el viento. Buscamos la arista norte para dejarnos guiar por la estacada. Eloy abre vía y espera. Pequeña arista que sobrepasamos sin mayores problemas y estamos arriba. Sobre las 15:00 o así. Visibilidad nula, una lástima. Fotos a la carrera.
Manos heladas. El pozo del Curavacas se quiso dejar ver por David. Al fondo en el valle luces de arcoiris.

Bajamos sin demora hasta el más cercano refugio en cuyo pórtico, y cuando son sobre las 16:00, reponemos fuerzas.

David sigue haciéndose querer. Ahí que saca un termo con cuatro raciones medidas de chocolate calentito.
Larga bajada aún la que nos resta mientras en algunos puntos lejanos se dejan ver pinceladas de azul cielo.
Aprovecho a tirar algunas fotos ahora que no llueve. Un acto de fe me devuelve la tapa del objetivo caída sobre el arroyo. Serán las 18:00 cuando llegamos al pueblo. La visibilidad ya es escasa y el "perro mala leche" no está para recibirnos.
Repetiremos.

Y las fotos... después de Reyes, que hay que volver a casa, descargarlas, darles un "empujoncito" poniendo luz donde no había,...

6 comentarios:

  1. Me encantó leer tu crónica. Esperaré ansiosa las fotos. Un abrazo y hasta la próxima.

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  2. Tan poco divino como la ampolla que aún tengo en mi talón izquierdo!

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  3. Esa ampolla no sabe dónde se mete...

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  4. Cuídate esa ampolla... que mi cadera ya no me dirige la palabra.
    Las fotos, estupendas.

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  5. Qué fotos más bonitas! Y qué bien relatado! Un paseo inolvidable que yo repetiría avanzada la primavera.

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