domingo, 22 de diciembre de 2002

Puente del Pollo

Majada de Quila y Puente del Pollo (Pedriza). Sorprendentemente precioso día, primero de la estación invernal de este 2002 a punto de finalizar. El domingo 22 de diciembre nos juntamos en Canto Cochino Alberto, Jesús, Rafa, MªÁngeles, Cristina y yo, bajo una densa y fría niebla que cubre toda la provincia madrileña. Tomamos la autopista de la pedriza y a buén ritmo pronto sobrepasamos el límite vertical de la niebla pudiendo empezar a adivinar la Peña del Yelmo, Collado de la Dehesilla, de la Ventana, el Pájaro, ... Siempre hay quien duda que no se le esté tomando el pelo al asignar tan curiosos nombres a estas no menos curiosas piedras, para muchos irreconocibles. Alcanzamos la zona de los Llanillos y su cruze. Tomamos el sendero a la izquierda que nos conduce en dirección al collado de la Romera. Rafa escucha con ilusión en su pequeña radio los números premiados en el sorteo de la Lotería. Como siempre, no nos toca, pero "ha estado muy repartido, entre gente humilde, y además, qué coño, lo que importa es la salud".

Mucho antes de alcanzar el collado nos desviamos por un sendero poco marcado a la izquierda que nos conduce a una zona de rocas entre las que observamos una pequeña oquedad protegida con un pequeño muro de piedras a la que decidimos reconocer como la majada de Quila. Buen lugar para hacer un descanso y tomar los primeros cacahuetes, chocolate, agua,... Volvemos al sendero que abandonamos para subir de nuevo en dirección al collado. Nuevo cruze, este ya mejor señalizado, sobre una piedra flecha a la derecha y "Pollo" tatuado. Lo tomamos sin vacilar y tras un entretenido tramo Jesús y MªÁngeles nos avisan de la visión del puente del Pollo. Espectacular, como lo recordaba del año anterior. Ya en su base nos dejamos acariciar por el sol bajo este curioso arco. Confiamos en la adherencia de las suelas de nuestras botas mientras ascendemos por el agujero. Jesús ha cargado con su vieja cuerda de 60 metros (y unos cuantos kilos) y la saca para dar aún más confianza a Alberto, quién pronto comenzará a "soltarse". Mientras el grupo trepa a lo alto del puente del pollo yo espero pacientemente con la cámara bien armada sobre el trípode. Casi repetiré idéntica instantánea... que la otra vez. Una vez arriba, disparo, varias veces, varias perspectivas, veremos qué calidad me da mi nueva máquina al compararla con la antigua Yashica. Trepo y me uno al grupo.



Rafa emocionado, Cristina confiada, MªÁngeles contenta, Jesús ocupado en desenredar la cuerda, Alberto abraza la roca, aquí si se

siente el vértigo. Descendemos haciendo uso de la cuerda y nos divertimos con cada tropiezo. Nuevas instantáneas. Otro rato bajo el puente. Cara al sol cual lagartijas y dando buena cuenta del embutido y queso que compartimos. Tras el aperitivo volvemos al sendero y esta vez si lo seguimos hasta el collado de la Romera. Nos asomamos a ver "nuestra zona de bici", desde el todavía arrollo de Manzanares, hasta la Nava (muy por encima del nivel en que nos encontramos) y el collado de los cazadores, en el que ayer mismo estuvimos pasando un rato de frío mientras esperábamos a Javi...

Vemos cabras encaramadas y perfiladas con las rocas, algunos buitres sobrevuelan por encima del extensísimo mar de nubes que cubre la capital. No se nos ocurre otra cosa mejor que hacer que estar donde estamos. Yo estoy particularmente contento de que también Cristina me acompañe esta vez.
Se que es uno de esos días que crean afición. Carro del Diablo, la Campana, El Pajarito, la Vela. Alcanzamos el collado del Cabrón (antes Generalísimo) y alargamos las zancadas camino de la autopista de la pedriza. Otra vez nos sumimos en la niebla no sin antes echar un último vistazo a las soleadas cumbres del circo. El refugio Giner esta a punto de ser devorado por la neblina. Canto Cochino, cocacolas para todos e incluso Ferrero Roché. A las 15:45h estaremos de nuevo en Madrid, satisfechos por considerar bien aprovechado el fin de semana.

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