lunes, 30 de diciembre de 2002

La Porra de Mortillano

La Porra de Mortillano (1415m) desde Rocías. Se acerca el fin de este año 2002 (30 de diciembre) y en Santander la temperatura aguanta y el tiempo... está algo revuelto. Pero nos atrevemos con esta dura cuesta que supone subir a la porra de Mortillano 'a derecho'.Casi 1000 metros de desnivel por empinada ladera sin sendero alguno. A las 8 recojo a Sonia y a las 9:15h ya caminamos hacia la empinada y herbosa cuesta. Un lugareño nos avisa de que las rachas de viento por la cima deben ser muy fuertes, pero no nos amedrentamos. A buen ritmo doblamos el espinazo de la montaña sobre el Asón y frente a la peña lavalle (donde está la entrada a la sima Cueto-Coventosa). Aún nos queda la mitad de desnivel y se hace incómodo. Alcanzamos la zona de los Porros de Mortillano, viendo a nuestra izquierda Peña Rocías, cuando el viento arrecia y trae las primeras gotas de agua que hacen el recorrido por lapiaz que nos queda bastante peligroso. Con sumo cuidado atravesamos este laberinto de rocas sorteando los pasos más arriesgados y sin poder evitar en un par de ocasiones trepar por las afiladas aristas con profundas grietas a ambos lados. Finalmente alcanzamos la cumbre del Porro de Mortillano y sin tiempo para mucho más (el tiempo empeora y las nubes comienzan a impedirnos ver por donde caminar más cómodamente) hacemos la foto de turno y emprendemos el regreso. La niebla nos cubre por momentos pero conseguimos salvar la parte más peligrosa del lapiaz.Aprovechamos que la niebla respeta la ladera por la que ascendimos para bajar lo más posible. Una vez asegurado el camino de regreso, en el límite de la claridad con las nieblas, nos sentamos a comer. Tardamos 3 horas en subir, supuestamente deberíamos emplear 8 en total (con la bajada) y las reducimos a 6 (incluyendo parada). Aún nos resta bastante bajada, tortuosa para las rodillas y tobillos dada la pendiente y la alta y resbaladiza hierba (tumbada tras haber soportado el peso de la nieve) que la cubre. Los pies agradecen pisar por fin terreno más horizontal, hemos llegado al coche. Saludamos al lugareño, quien nos responde con una sonrisa. Sin duda pensaría momentos antes en nosotros, cuando el tiempo empeoraba. Al poco de llegar a Santander la borrasca descarga con fuerza. Esto si que es aprovechar un día de invierno. Esta será la excursión con que despido este no demasiado bondadoso 2002.

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