miércoles, 31 de agosto de 2005

Midi D'Ossau

31 de agosto, 2005. Midi - Episodio II
Aún fresco en el recuerdo el anterior intento de la conexión - Arista de Peyreget - Petit Pic - la Fourche - Midi D'Ossau... no podíamos dejarlo así. Sábado, día 1 de mi primera semana de vacaciones. Sobre las 18:30 h salimos de Santander (esta vez solos Javier y yo) con dirección Pirineos. En Sallent concierto, macarrones con tortilla y cola-cao. Sobre las 22:30 tratamos de conciliar el sueño en el coche, en el aparcamiento de Pombie. Domingo. 6:15 h. Bajo una espesa niebla y sumidos en la oscuridad, tratamos de adivinar la senda que se dirige a Pombie, y no lo hacemos mal. Encontramos el atajo, junto a la cabaña, que nos lleva al collado. Poco antes de alcanzar este, la niebla se abre para volverse a cerrar, y a nuestro alrededor podemos ver peña Telera, Anayet, también Palás... y gente que nos sigue. Otra vez nos sumimos en la oscura niebla que de nuevo abrirá para mostrarnos el Midi, que ya no atrae tanto nuestra atención, más concentrados en caminar sin pausa. Ni tan siquiera nos detenemos en el refugio, de hecho tomamos un atajo que lo evita y enfilamos hacia el collado, que alcanzamos a eso de las 8:00h. Se puede decir que esta la hora en que comenzamos la arista de Peyreget. Me aseguro de seguir los hitos, que esta vez nos llevan siempre por la vertiente que da vista al refugio, por terreno descompuesto, evitando los gendarmes y siempre ascendente. Para mi gusto, camino más incómodo, pero desde luego mucho más rápido. Bajo nosotros, mar de nubes, por encima, sospechosa nubes cabalgantes a lomos del viento... Frente a nosotros, futuro incierto. Llegamos a la base de la pirámide final del Petit sin contratiempos. A reseñar los ligeros mareos que padecemos, fruto de la rápida ascensión y del cambiante barométrico. Nos encordamos... Pin, pan. Primer largo (el de los americanos), caminamos, descenso a la chimenea final, segundo largo, alcanzamos la cima. Son las 10:00h, y si nos volvemos ahora, lo haríamos con tiempo suficiente de plantarnos en Anero a la hora de comer (allí estarán de fiesta-pitanza). Sumando a la anterior razón la del incierto tiempo... fuerte tentación. Las nubes sobrevuelan y cubren la cumbre del Midi. Al abandonarlo vemos que su cima ya es hoyada por los primeros montañeros, en la nuestra somos los primeros.
Hasta aquí lo conocido, ahora habrá que ver en qué consiste "la parte más delicada de la travesía". Buscamos ese rapel en franco descenso hacia el collado, tratando de no fijarnos demasiado en la tenebrosa pared del D'Ossau que tenemos en frente. Allí tenemos los cordinos para montar el rapel, y por debajo de este... poco se ve, más que poco atrayente "patio" por terreno quebradizo.
Lanzamos las dos cuerdas y me atrevo a "viajar" el primero. Pasada la primera impresión y relanzada la cuerda un par de veces llego a terreno "algo más firme". Baja Javier, tratamos de recoger "tirando de la azul" y ... la historia se repite. La puta cuerda que queda enganchada y Javier que tiene que subir de nuevo para desenredar... En poco tiempo lo conseguimos y bajamos ya al collado. Aquí, en diagonal a la izda seguimos terreno pisado en dirección a las "placas blancas inclinadas". Mejor no mirar para abajo, y no pensarlo demasiado. Reunión en torno a grandes rocas, y Javier que se aventura. Encontrado el pitón, y tras este ¡un friend! Si señor. Alguien dejó aquí un friend, y allí sigue y deberá seguir. Por encima de este un cordino, y salimos del paso clave de la ascensión. Desde aquí, prestamos especial atención para no perder las señales del camino ( esos hitos milagrosos ). Salvamos espolones hacia la izda, asomando al impresionante precipicio, y vamos ganando altura... Abro el último largo y alcanzamos la ansiada cima. Un par de decenas de montañeros están ya ahí. 12:30h. Está hecho. Empieza a apoderarse de nosotros el efecto de la borrachera de D'Ossau. El descenso por la normal consistió primero en amplia pedrera que descendemos con las piernas y la risa flojas. Cuando parece que aquello se complica, a la izda señales ... Anillas de rapel pero no nos hace falta, a pesar de que aquí la roca está pulida. Hay aquí un par de hierros. Vuelta a caminar por sendero marcado hasta alcanzar una chimenea pegada a la derecha (dirección de descenso) que puede descenderse en rapel también unos metros a su izda. Aquí tenemos atasco, por los que suben y bajan. Tras la pertinente espera (amenizada por la conversación con otro loco de las montañas), lanzamos nuestra cuerda y descendemos. Otro poco de caminar y el último rapel. Este es cortito, pero tenemos que esperar de nuevo. Nos ofrecen bajar por la cuerda ya tendida y tomamos la palabra. Desde aquí al collado, y de este hacia Pombie... 16:15h ya en el coche camino de Santander... Y ahora, a pagar la deuda en la también empinada cuesta de Peña Cabarga... Flashes.- El hombre que hablaba a los caballos, y a las piedras. El abuelo y su nieto. El pajarillo de la cima. Mi amigo el Friend. Borrachera postcima. Guapa montañera. Mareos matutinos. Inquietante rapel.

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